Fertilización del suelo: técnicas eficaces y equipos para un terreno fértil

Un aspecto fundamental para todo agricultor que desea obtener cosechas sanas y abundantes es la fertilización, práctica indispensable para mantener la fertilidad del suelo y aumentar la productividad a lo largo de los años.

Saber elegir la técnica correcta y los equipos adecuados para fertilizar el suelo es crucial para garantizar el aporte de nutrientes con el fin de restaurar y mejorar la fertilidad del terreno y asegurarse de que tus plantas reciban los nutrientes necesarios.

En este sentido, las máquinas de Sicma pueden ayudarte en la gestión de las operaciones de soporte a la fertilidad de tu suelo de manera sencilla y duradera.

¿Para qué sirve la fertilización y por qué es tan importante?

La fertilización es el proceso mediante el cual se aportan al suelo los nutrientes que las plantas necesitan para crecer y producir frutos de manera óptima.

El nitrógeno, el fósforo, el potasio y los microelementos son sustancias esenciales para:

  • Favorecer el desarrollo radicular de los cultivos.
  • Incrementar la productividad de viñedos, hortalizas y frutales.
  • Fortalecer la resistencia a enfermedades y al estrés ambiental.

Un suelo bien nutrido garantiza la estabilidad y la calidad de la cosecha a largo plazo.

Por lo tanto, una fertilización regular es fundamental para un desarrollo sano y vigoroso de las plantas con el fin de alcanzar una mayor productividad.

Consejo práctico: realiza un análisis del suelo al menos cada 3–4 años para entender si las necesidades nutricionales de tus cultivos han cambiado.

Cómo fertilizar un suelo y cuáles son las principales técnicas de fertilización

Fertilizar de modo eficaz significa conocer y aplicar la técnica más adecuada y la dosis necesaria, establecida según las necesidades nutricionales del suelo. Gracias a sencillos muestreos y análisis de laboratorio, puedes descubrir qué nutrientes ya están presentes y cuáles debes suplementar mediante las distintas metodologías de fertilización.

A continuación, describimos los principales tipos y sus respectivos periodos de aplicación para la fertilización del suelo:

1. Fertilización de fondo

La fertilización de fondo (o preplantación) es la base para preparar el suelo antes de la siembra o del trasplante de las plantas; también está indicada para enriquecer con sustancias orgánicas y minerales las capas más profundas del suelo y mejorar su estructura.

Durante la fase de laboreo del suelo se enriquece el terreno con:

  • Estiércol maduro (fertilización orgánica);
  • Abono mineral, incorporando elementos como fósforo y potasio, que de otro modo son muy difíciles de llevar a profundidad.

Esta técnica es especialmente útil para apoyar el desarrollo inicial de las plantas.

2. Fertilización de crecimiento

En el caso de las vides o de las plantas arbóreas, la fertilización de crecimiento (o de arranque) se realiza en los primeros años de vida con el fin de apoyar a la planta en su fase juvenil, especialmente para favorecer un desarrollo radicular y foliar robusto.

Se lleva a cabo a partir del segundo año tras la plantación; ayuda a estimular la formación de la estructura productiva mediante la introducción de nitrógeno, elemento que no se aplica en la fertilización de fondo porque la planta aún no está suficientemente enraizada y dicho nutriente se perdería sin ser absorbido.

Debe repetirse anualmente hasta que la planta haya alcanzado la plena madurez; el periodo ideal para la fertilización de crecimiento es el otoño, y las dosis de nitrógeno se establecen según la vigorosidad de la planta y las características del suelo.

3. Fertilización de producción

Una vez que el viñedo esté adulto y productivo (por lo general a partir del tercer año), se procede con la fertilización de cobertura.

Esta técnica contempla dos aplicaciones en dos periodos distintos:

  • Durante el ciclo vegetativo, con aporte de magnesio.
  • A finales de septiembre, con altas concentraciones de fósforo y potasio.

Las dosis de estos elementos deben determinarse en función de las necesidades nutricionales del suelo.

4. Fertilización foliar

La fertilización foliar constituye otra técnica que desempeña un papel importante en viticultura.

Esta práctica permite suministrar los nutrientes directamente a las hojas en forma totalmente soluble, lo que facilita una absorción rápida y eficaz.

Es ideal cuando se desea corregir rápidamente deficiencias nutricionales o aportar sustancias específicas, complementando en casos particulares la fertilización del suelo.

  • Abono foliar para hortalizas: excelente para tomates, pimientos y lechugas que necesitan un impulso inmediato.
  • Fertilización foliar del olivo: perfecta para aportar elementos como boro o manganeso, fundamentales para una buena cosecha.
  • Abono foliar para tomates: garantiza frutas de calidad superior y una mayor resistencia a enfermedades fúngicas.

Además, es una práctica que se combina bien con la fertilización de cobertura, especialmente en cultivos intensivos.

5. Fertirrigación

Cuando se dispone de un sistema de riego localizado o por goteo, la fertirrigación es una técnica que permite distribuir fertilizante y agua simultáneamente.

De este modo, se mejora la eficiencia en el uso de los nutrientes y se reducen los desperdicios, una ventaja crucial para quien produce a gran escala y desea un fertilizante para hortalizas fácil de manejar.

6. El abono verde: una técnica de fertilización sostenible

El abono verde es una técnica antigua redescubierta en los últimos tiempos por su sostenibilidad, especialmente en las prácticas de agricultura de conservación.

Se trata de una técnica de abono verde —porque se realiza únicamente con plantas, sin aporte de sustancias de origen animal— y consiste en la siembra de especies herbáceas que se entierran antes de la floración. De este modo:

  • Enriqueces el suelo con nitrógeno y materia orgánica;
  • Mejoras la estructura del suelo y reduces la necesidad de fertilizantes químicos.

Entre los cultivos más utilizados para el abono verde se encuentran muchas variedades de leguminosas (lupino, haba, trébol, veza, sulla, etc.), que garantizan los mayores resultados en términos de aporte de nitrógeno, aunque también se emplean el trigo sarraceno, la cebada, el rábano, la mostaza y plantas melíferas

Cuando este cultivo de cobertura alcanza la fase de prefloresción, se procede con el corte y el enterramiento, cuidando de no dejar que los tallos lignifiquen en exceso, ya que tardarían más en descomponerse y devolver nutrientes al suelo. El enterramiento del abono verde puede realizarse de diversas maneras: mediante arado, subsolado, cavado o incluso labores superficiales. En algunos casos, se puede evitar el enterramiento y utilizarlo como mulching para controlar las malas hierbas.

La biomasa, una vez incorporada en el suelo, se descompone por acción de los microorganismos del suelo y aporta alimento a las plantas cultivadas.

Esta práctica se emplea para aumentar la fertilidad del suelo, ya que permite aportes significativos de nitrógeno a bajo coste, y es ideal para regenerar suelos explotados de forma intensiva.

Los equipos para la fertilización

  1. Subsoladores y arados: ideales para el enterramiento profundo de estiércol o de fertilizantes minerales durante la fertilización de fondo.
  2. Esparcidores de abono de precisión: perfectos para la fertilización de cobertura, gracias a la distribución homogénea de macro y micronutrientes.
  3. Maquinaria para el abono verde: que permite cortar con trituradoras y enterrar con rotovator o cavadora las plantas herbáceas de cobertura.

¿Quieres una cosecha más abundante? Elige Sicma

La fertilización es un aliado valioso para todo agricultor: desde el viñedo hasta el huerto familiar, cada cultivo tiene sus propias necesidades específicas de fertilización.

Con un plan de fertilización bien estructurado y equipos dedicados, puedes maximizar el rendimiento y garantizar al suelo los nutrientes necesarios para mantenerse fértil y productivo año tras año.

Ahora que tienes una visión completa de las técnicas de fertilización, solo queda pasar a la acción.

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